domingo, 8 de junio de 2014

Edificio en ruinas

Querido amigo:

Hay en el centro de la ciudad un viejo edificio que amenaza ruina desde hace muchos años. Se construyó hace ya más de un siglo, pero la ciudad evoluciona con los tiempos, y por ello el consistorio ha desestimado su restauración y ha ordenado su derribo. Los últimos habitantes -ya muy longevos- abandonaron el inmueble cabizbajos y llorosos, pues alguno de ellos había nacido entre sus paredes.

Tan pronto conocí la noticia, me preparé para una nueva exploración, antes de que la piqueta se lo llevara todo por delante. Aquella misma madrugada, me dejé caer por el barrio y aprovechando un momento en que nadie pasaba, forcé la puerta principal y me adentré en la oscuridad...

Soy un cazador de sentimientos, por si no os habéis dado cuenta. Pocos lo saben, pocos pueden sentirlo, pero doquiera una persona haya experimentado un sentimiento puro, prístino, intenso y casi ajeno a toda consciencia, queda una huella eterna. Así pues, las calles, las casas, las plazas y los lugares históricos de toda ciudad revelan un sinnúmero de sentimientos. Por ello, recorriendo la ciudad me asaltan estremecimientos repentinos allí donde haya surgido lo que yo denomino como "un ángel".

Por breves instantes, revivo aquello que sintió alguien en algún momento... Si bien me resulta imposible averiguar a quien pertenecieron los sentimientos. Sentimientos de amor profundo, de terror, de pena... salpican casi cada rincón de la ciudad. Sentimientos de odio, de muerte... en una ciudad golpeada varias veces por el espectro de la guerra. Sin embargo, los edificios antiguos concentran años y años de sentimientos desbordados.

Al adentrarme pude escuchar el llanto, el primer llanto de un recién nacido... Subí enseguida al segundo piso, y en el dormitorio principal las paredes aún rezumaban el sudor y los gritos contenidos de la parturienta. En las paredes ahora desnudas se destaca el claro donde en tiempos colgó un crucifijo. Y he escuchado la pasión de un pianista interpretando a Chopin, y en la escalera el primer beso de dos jóvenes... Y en casi todas las plantas del edificio se lloraron a los difuntos, y hasta me invadió el pánico cuando escuché un gran estruendo, como el de la bomba que cayó en el solar de atrás, y los gritos y los llantos que la siguieron...

Y qué decir de las paredes, donde se acumulan una sobre otra todas las capas de pintura de los distintos inquilinos, con sus secretos...

Todo esto desaparecerá con la piqueta, pero hay algo que no nos abandonará jamás, algo que los inquilinos del nuevo edificio que se levante en este solar ignoran... la vida y muerte de aquellos que les antecedieron en este lugar...

Un abrazo

0 comentarios:

Publicar un comentario