Querido amigo:
Hay días en que vale la pena poner en cuestión al mundo entero. ¿Cómo? Muy fácil, hemos de interrogarnos por todo... ¿Por qué gira la Tierra alrededor del Sol en el sentido de las manillas de un reloj? ¿Qué es la luz? ¿Por qué las leyes de la Física son como son, y no siguen otras pautas? ¿Por qué la entropía siempre crece? Y así, preguntas y más preguntas....
Sólo hay algo que no nos cuestionamos, el amor; porque el amor no obedece a las leyes de la Física, porque es misterio, puro misterio que escapa a la comprensión de los seres mortales. Sin embargo, sentimos el amor, el amor que es sorpresa, el amor que nos descubre a nosotros mismos.
Mañana, querido amigo, tras haber dudado del orbe, redescubriremos el mundo con renovada plenitud; pero el amor ¡ay, amigo mío, el amor! seguirá siendo el misterio, insondable, que nos eleva más allá de todo orbe.
Un abrazo
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