sábado, 8 de mayo de 2010

Ilusión

Querido amigo:

Salimos fuera y echamos en falta de ver... la ilusión. ¿Cuánto cuesta la ilusión?

No es una cuestión de dinero; incluso las cuentas más saneadas añoran la ilusión perdida. La ilusión es cuestión de tiempo -para empezar-, orientación -planes, metas- y, al menos, dos personas -imprescindible-.

Tiempo, porque la ilusión no prende así como así. Necesitamos paciencia, amigo mío. Una vez asome, la ilusión ha de abonarse con mucho esfuerzo. Una sola persona no basta para mantenerla viva. La ilusión no compartida es insípida. Requiere, al menos, otra persona para cuidarla. Ambos tenemos, entonces, que unir nuestras ilusiones, y se obrará el milagro.... la ilusión, la ilusión... ¿para qué? ¿por qué ilusión?

Esa es la orientación. Ilusión ¿hacia dónde? El fin ha de estar claro y no ha de ser egoísta. Los seres humanos avivamos la ilusión con nuestro desprendimiento. Por eso mismo, por nuestra tendencia a consagrarnos a los demás, la ilusión ha de ser necesariamente compartida.

Una vez que prende, que se aviva, la ilusión ilumina a todos y se contagia rápidamente. Volveremos a recobrar la ilusión. ¿Empezamos hoy, tú y yo?

Un ilusionado abrazo.

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