Querido amigo:
Todo es cultura a nuestro alrededor. Nuestros vestidos, nuestros platos, nuestros hogares, nuestra música... Todo es cultura, nuestro idioma, nuestras calles, nuestros pueblos, nuestras danzas,... La civilización, en toda la extensión que abarca, es Cultura.
Amigo mío, vivimos rodeados de Cultura. Somos Cultura, con nuestra actitud y nuestro pensamiento. Cultura es aquello que nos insta a respetarnos, a apreciar la belleza, a convivir... En lo básico -instintos primarios-, nada nos distingue, querido amigo, de nuestros ancestros; mas vivimos en un estado cultural más desarrollado que ellos.
Sin embargo, no toda la Cultura es Arte, aunque todo Arte sea Cultura. El Arte evoluciona como expresión de la Cultura. La inspiración de los artistas ha ido mudando de un siglo a otro. Hasta no hace mucho, los artistas comunicaban un mensaje a través de su obra. En la actualidad, los artistas plantean preguntas, no respuestas.
Tal vez, por ello, el Arte Contemporáneo es una paradoja en sí mismo: de una parte, el artista se une al público en la búsqueda del sentido de su obra, acerca su obra al gran público; mientras que, de otra parte, esta obra, más cercana, desafía la comprensión del público, que puede sentirse frustrado o burlado ante lo que, a priori, se resiste en catalogar como Arte.
Posiblemente, el público, el propio artista, se extravian en la ambigua frontera entre el Arte y la Cultura. Posiblemente, muchas piezas que aceptamos como Arte, no son sino expresiones culturales.
Un abrazo
domingo, 27 de junio de 2010
sábado, 26 de junio de 2010
Armonía
Querido amigo:
No tengo respuestas, sino cuestiones. Tal vez nuestro sino persiga la suprema armonía, y tal vez nuestra naturaleza humana aspire a la perfección.
Armonía y perfección son dos conceptos análogos. Lo armonioso es perfecto, es un equilibrio duradero, eterno. ¿Hay perfección en los seres humanos? ¿Qué opciones hay de eternidad en los seres humanos?
Nuestros cuerpos apenas nos mantienen en la vida durante unos cuantos años. Nuestras obras, nuestro arte...; no sabríamos asegurar si perdurarán. No sabríamos si quiera predecir hasta cuándo perdurará la última voluntad humana sobre la Tierra... Si habrá un fin de los tiempos.
Sin embargo, la sensación de armonía vive en nosotros, y podemos sentirla. Hay lugares, hay melodías, instantes... en que podemos alcanzar esa perfección, esa armonía. Son los instantes presumiblemente eternos. Es una relación reversible: si lo eterno es armonioso, perfecto, entonces lo perfecto y armonioso habrá de ser eterno.
Un abrazo
No tengo respuestas, sino cuestiones. Tal vez nuestro sino persiga la suprema armonía, y tal vez nuestra naturaleza humana aspire a la perfección.
Armonía y perfección son dos conceptos análogos. Lo armonioso es perfecto, es un equilibrio duradero, eterno. ¿Hay perfección en los seres humanos? ¿Qué opciones hay de eternidad en los seres humanos?
Nuestros cuerpos apenas nos mantienen en la vida durante unos cuantos años. Nuestras obras, nuestro arte...; no sabríamos asegurar si perdurarán. No sabríamos si quiera predecir hasta cuándo perdurará la última voluntad humana sobre la Tierra... Si habrá un fin de los tiempos.
Sin embargo, la sensación de armonía vive en nosotros, y podemos sentirla. Hay lugares, hay melodías, instantes... en que podemos alcanzar esa perfección, esa armonía. Son los instantes presumiblemente eternos. Es una relación reversible: si lo eterno es armonioso, perfecto, entonces lo perfecto y armonioso habrá de ser eterno.
Un abrazo
domingo, 20 de junio de 2010
Si la Humanidad se queda Huérfana
Querido amigo:
Toda sociedad posee sus héroes, esos ídolos que encarnan la identidad propia de una época. Precisamente, por representar a sus contemporáneos, lo mejor de un pueblo, dichas personalidades despiertan el orgullo de sus admiradores. Los héroes pertenecen al pueblo, que los encumbra o lapida.
Las artes, las ciencias, el espectáculo, el deporte, la política, etc... son el caldo de cultivo de donde emergen los ídolos. Detrás de cada uno hay ser humano, aunque a veces no parezcan de este mundo. No parecen humanos porque los héroes han pisado los umbrales de lo humano, han vuelto de allí donde nadie jamás ha estado. Más allá, todo por descubrir.
Por ello, habemos héroes advendeizos y pasajeros -los que no conocen las fronteras humanas-, y verdaderos héroes -quienes, conscientes de haber llegado a los límites, asumen la enorme responsabilidad de iluminar al mundo entero-. Estos últimos ya no conocen patrias, sino que son ciudadanos del mundo, la Historia no olvidará jamás su obra, su muerte deja un sentimiento de orfandad en el planeta. Orfandad porque, en vida, son como padres que velan por sus hijos, son como un faro en medio de una tempestad, y garantes de que existen en la Humanidad esperanzas de progreso y felicidad.
¿Quiénes son tus héroes?
Un abrazo
Toda sociedad posee sus héroes, esos ídolos que encarnan la identidad propia de una época. Precisamente, por representar a sus contemporáneos, lo mejor de un pueblo, dichas personalidades despiertan el orgullo de sus admiradores. Los héroes pertenecen al pueblo, que los encumbra o lapida.
Las artes, las ciencias, el espectáculo, el deporte, la política, etc... son el caldo de cultivo de donde emergen los ídolos. Detrás de cada uno hay ser humano, aunque a veces no parezcan de este mundo. No parecen humanos porque los héroes han pisado los umbrales de lo humano, han vuelto de allí donde nadie jamás ha estado. Más allá, todo por descubrir.
Por ello, habemos héroes advendeizos y pasajeros -los que no conocen las fronteras humanas-, y verdaderos héroes -quienes, conscientes de haber llegado a los límites, asumen la enorme responsabilidad de iluminar al mundo entero-. Estos últimos ya no conocen patrias, sino que son ciudadanos del mundo, la Historia no olvidará jamás su obra, su muerte deja un sentimiento de orfandad en el planeta. Orfandad porque, en vida, son como padres que velan por sus hijos, son como un faro en medio de una tempestad, y garantes de que existen en la Humanidad esperanzas de progreso y felicidad.
¿Quiénes son tus héroes?
Un abrazo
La Pirámide de la Historia
Querido amigo:
Vamos a subir los peldaños de la gran pirámide de la Historia. Esta pirámide tiene dos dimensiones: anchura y altura. La anchura se mide en "Años" y la altura en "Progreso".
La base de la pirámide es muy ancha y de pequeña altura, porque a los seres humanos nos costó muchos años dar los primeros pasos en la Prehistoria. Superada ésta, la Humanidad cada vez avanza más alto en menos tiempo...
En este punto de nuestro ascenso quisiera, amigo mío, detenernos para contemplar dónde nos encontramos: empiezan a surgir las grandes civilizaciones -griegos, babilonios, persas, egipcios, chinos-.
Llegamos luego a la Edad Media, y aquí la pirámide se vuelve a estrechar, aunque pasaran casi 12 siglos, en los que los seres humanos alcanzamos cotas extraordinarias de conocimiento en las más diversas materias. Sin Edad Media no nos hubiera sido posible un Renacimiento, una Ilustración... épocas, a su vez, cada vez más cortas y más intensas en desarrollo.
Llegamos a la edad contemporánea y, destacamos lo rápido que avanzamos en tan sólo unas pocas décadas. Comparada con la Prehistoria, la ancha base de la que partimos, nuestra época viene a ser como una esbelta aguja que se eleva hacia el infinito...
El dilema surge sobre la consistencia de dicha aguja. La Pirámide de la Historia está construida de pedernal, pero la Edad Contemporánea ¿resistirá tan rápido crecimiento? Si así no fuera, si se elevara sobre la inconsistencia, correría el riesgo de desmoronarse. En este caso, podemos cuestionarnos si el sistema en el que vivimos, el que permite tan desmesurado crecimiento en tan pocos años, es el más adecuado ¿quién está en crisis? ¿el sistema o las personas?
Desearía que nos sintiéramos parte, amigo mío, del devenir de la Historia de la Humanidad, que creciera en nosotros un sentido histórico, asumiendo que somos la bisagra entre el pasado y el futuro.
Un abrazo
Vamos a subir los peldaños de la gran pirámide de la Historia. Esta pirámide tiene dos dimensiones: anchura y altura. La anchura se mide en "Años" y la altura en "Progreso".
La base de la pirámide es muy ancha y de pequeña altura, porque a los seres humanos nos costó muchos años dar los primeros pasos en la Prehistoria. Superada ésta, la Humanidad cada vez avanza más alto en menos tiempo...
En este punto de nuestro ascenso quisiera, amigo mío, detenernos para contemplar dónde nos encontramos: empiezan a surgir las grandes civilizaciones -griegos, babilonios, persas, egipcios, chinos-.
Llegamos luego a la Edad Media, y aquí la pirámide se vuelve a estrechar, aunque pasaran casi 12 siglos, en los que los seres humanos alcanzamos cotas extraordinarias de conocimiento en las más diversas materias. Sin Edad Media no nos hubiera sido posible un Renacimiento, una Ilustración... épocas, a su vez, cada vez más cortas y más intensas en desarrollo.
Llegamos a la edad contemporánea y, destacamos lo rápido que avanzamos en tan sólo unas pocas décadas. Comparada con la Prehistoria, la ancha base de la que partimos, nuestra época viene a ser como una esbelta aguja que se eleva hacia el infinito...
El dilema surge sobre la consistencia de dicha aguja. La Pirámide de la Historia está construida de pedernal, pero la Edad Contemporánea ¿resistirá tan rápido crecimiento? Si así no fuera, si se elevara sobre la inconsistencia, correría el riesgo de desmoronarse. En este caso, podemos cuestionarnos si el sistema en el que vivimos, el que permite tan desmesurado crecimiento en tan pocos años, es el más adecuado ¿quién está en crisis? ¿el sistema o las personas?
Desearía que nos sintiéramos parte, amigo mío, del devenir de la Historia de la Humanidad, que creciera en nosotros un sentido histórico, asumiendo que somos la bisagra entre el pasado y el futuro.
Un abrazo
Decadencia
Querido amigo:
La Historia es testiga del alzamiento y decadencia de grandes civilizaciones. El desgastado esplendor de antaño reluce aún hoy cuando, de tarde en tarde, desenterramos los cimientos de nuestra propia cultura.
La ilusión arengó al levantamiento de las grandes culturas, y la desilusión las destruyó. La ilusión para trabajar duro, para acometer las dificultades, para evolucionar... La desilusión que nace del hastío, del caos, del egoísmo... del excesivo individualismo...
Amigo mío, no seamos críticos con la sociedad de la que formamos parte. Simplemente, asumamos que vivimos un ciclo histórico. Que las sociedades occidentales encaran su decadencia, podemos encontrar señales que lo demuestran; aunque podríamos equivocarnos.
Merecería la pena recordar que fueron la cultura, el progreso en el pensamiento, los factores que encumbraron a Occidente. El progreso económico arribó mucho después. Sin embargo, muchos asocian el declive económico con el de la sociedad en sí. En realidad, el declive deriva del olvido de las raíces culturales y de pensamiento. Por ello, con un profundo y sentido pesar, lamento que hoy en día no vea "clase media", sino "clase mediocre".
Si en medio de la desilusión reinante -¡tan contagiosa!- no nadamos en contra corriente, esto se deprime y no avanzaremos. ¡No desesperemos a la hora de combatir la desilusión y el aburrimiento!
Un abrazo
La Historia es testiga del alzamiento y decadencia de grandes civilizaciones. El desgastado esplendor de antaño reluce aún hoy cuando, de tarde en tarde, desenterramos los cimientos de nuestra propia cultura.
La ilusión arengó al levantamiento de las grandes culturas, y la desilusión las destruyó. La ilusión para trabajar duro, para acometer las dificultades, para evolucionar... La desilusión que nace del hastío, del caos, del egoísmo... del excesivo individualismo...
Amigo mío, no seamos críticos con la sociedad de la que formamos parte. Simplemente, asumamos que vivimos un ciclo histórico. Que las sociedades occidentales encaran su decadencia, podemos encontrar señales que lo demuestran; aunque podríamos equivocarnos.
Merecería la pena recordar que fueron la cultura, el progreso en el pensamiento, los factores que encumbraron a Occidente. El progreso económico arribó mucho después. Sin embargo, muchos asocian el declive económico con el de la sociedad en sí. En realidad, el declive deriva del olvido de las raíces culturales y de pensamiento. Por ello, con un profundo y sentido pesar, lamento que hoy en día no vea "clase media", sino "clase mediocre".
Si en medio de la desilusión reinante -¡tan contagiosa!- no nadamos en contra corriente, esto se deprime y no avanzaremos. ¡No desesperemos a la hora de combatir la desilusión y el aburrimiento!
Un abrazo
Rutina
Querido amigo:
¿Qué vamos a hacer hoy? ¿Qué hicimos hace una semana? ¿Y hace un mes? Es muy posible que encontremos muchas semejanzas entre el día de hoy y los de hace una semana y un mes, un año... Rutina...
Esa rutina que nos atrapa ¿y qué, si nos encontramos a gusto? Esa placentera rutina, como una cálida manta en una noche de invierno. Nos resistimos a salir al frío exterior. Y el exterior nos aguarda, paciente, mientras la arena del reloj corre y corre...
Amigo mío, pensemos hasta qué punto somos dueños de nuestro tiempo... La rutina, como todo, se ha de tomar en moderadas dosis. Rutina, poniendo orden en nuestras atareadas vidas; pero sin aniquilar nuestra capacidad para obrar, para pensar, para evolucionar. Si no somos dueños de nuestro tiempo, nos debemos a los demás y, por tanto, hemos de combatir la pereza que sentimos para escapar de la rutina.
Un abrazo
¿Qué vamos a hacer hoy? ¿Qué hicimos hace una semana? ¿Y hace un mes? Es muy posible que encontremos muchas semejanzas entre el día de hoy y los de hace una semana y un mes, un año... Rutina...
Esa rutina que nos atrapa ¿y qué, si nos encontramos a gusto? Esa placentera rutina, como una cálida manta en una noche de invierno. Nos resistimos a salir al frío exterior. Y el exterior nos aguarda, paciente, mientras la arena del reloj corre y corre...
Amigo mío, pensemos hasta qué punto somos dueños de nuestro tiempo... La rutina, como todo, se ha de tomar en moderadas dosis. Rutina, poniendo orden en nuestras atareadas vidas; pero sin aniquilar nuestra capacidad para obrar, para pensar, para evolucionar. Si no somos dueños de nuestro tiempo, nos debemos a los demás y, por tanto, hemos de combatir la pereza que sentimos para escapar de la rutina.
Un abrazo
martes, 8 de junio de 2010
Una sociedad más humana
Querido amigo:
Hoy vamos a pensar cómo construir un mundo más humano...
¿Acaso el mundo actual no lo es? Todo depende de lo que entendamos por humano.
Como personas, en nosotros se equilibran el instinto animal y la razón. Lo instintivo se rige por un afán de supervivencia; lo racional, en cierta manera, también busca la supervivencia. La razón nos permite interaccionar, conocer, transformar, comprender, ... la Naturaleza (incluida nuestra propia naturaleza).
Una sociedad en exceso gobernada por instintos es una sociedad primitiva. Por el contrario, una sociedad dominada por la razón -encarnada en la Ley-, corre el riesgo de alejarse del ser humano.
Entonces ¿qué falta? ¿qué vincula a naturaleza y razón? Posiblemente, amigo mío, el amor. El amor como máxima expresión de la espiritualidad, entendida ésta como el nexo entre el ser animal y el ser racional que se conjuga en cada uno de nosotros.
Ahora, pensemos en una sociedad que armonice racionalmente lo primario o instintivo, fundada sobre una base espiritual. En nuestra sociedad primarán la solidaridad, la compasión, un destino común.... ¿y qué más? Pensemos, pensemos...
Un abrazo
Hoy vamos a pensar cómo construir un mundo más humano...
¿Acaso el mundo actual no lo es? Todo depende de lo que entendamos por humano.
Como personas, en nosotros se equilibran el instinto animal y la razón. Lo instintivo se rige por un afán de supervivencia; lo racional, en cierta manera, también busca la supervivencia. La razón nos permite interaccionar, conocer, transformar, comprender, ... la Naturaleza (incluida nuestra propia naturaleza).
Una sociedad en exceso gobernada por instintos es una sociedad primitiva. Por el contrario, una sociedad dominada por la razón -encarnada en la Ley-, corre el riesgo de alejarse del ser humano.
Entonces ¿qué falta? ¿qué vincula a naturaleza y razón? Posiblemente, amigo mío, el amor. El amor como máxima expresión de la espiritualidad, entendida ésta como el nexo entre el ser animal y el ser racional que se conjuga en cada uno de nosotros.
Ahora, pensemos en una sociedad que armonice racionalmente lo primario o instintivo, fundada sobre una base espiritual. En nuestra sociedad primarán la solidaridad, la compasión, un destino común.... ¿y qué más? Pensemos, pensemos...
Un abrazo
domingo, 6 de junio de 2010
Teatro
Querido amigo:
A veces sentimos como si fuéramos actores de un gran teatro ¿no te parece? A veces, el mundo que nos rodea, parece una obra de teatro... un drama, una tragedia, ... una comedia. ¡La gran comedia de la vida!
Desfilamos tú y yo, personajes de carne y hueso, con nuestras penas y alegrías. No somos héroes, ni somos villanos; somos lo que somos, rodeados de nuestras circunstancias. Y sin embargo, siendo como somos -como muchas otras personas- ¡tenemos tanto que contar!
Acerquémonos a quienes nos rodean desde una perspectiva artística, como si fuéramos experimentados dramaturgos ávidos de ideas para caracterizar a un personaje. Todos, todos a nuestro alrededor, revelan vidas fascinantes.
Nos emocionamos con los sueños imposibles; con esos personajes en cuyas vidas nos identificamos; con quienes creen en algo en sus días...; porque, a fin de cuentas, como personajes de esta escena de la Vida, creemos y soñamos, amigo mío, con que en el último acto, bajará el telón con un final feliz.
Un abrazo
A veces sentimos como si fuéramos actores de un gran teatro ¿no te parece? A veces, el mundo que nos rodea, parece una obra de teatro... un drama, una tragedia, ... una comedia. ¡La gran comedia de la vida!
Desfilamos tú y yo, personajes de carne y hueso, con nuestras penas y alegrías. No somos héroes, ni somos villanos; somos lo que somos, rodeados de nuestras circunstancias. Y sin embargo, siendo como somos -como muchas otras personas- ¡tenemos tanto que contar!
Acerquémonos a quienes nos rodean desde una perspectiva artística, como si fuéramos experimentados dramaturgos ávidos de ideas para caracterizar a un personaje. Todos, todos a nuestro alrededor, revelan vidas fascinantes.
Nos emocionamos con los sueños imposibles; con esos personajes en cuyas vidas nos identificamos; con quienes creen en algo en sus días...; porque, a fin de cuentas, como personajes de esta escena de la Vida, creemos y soñamos, amigo mío, con que en el último acto, bajará el telón con un final feliz.
Un abrazo
jueves, 3 de junio de 2010
Balance Final
Querido amigo:
Nos vamos de paseo por el tiempo. Alejémonos, mucho, mucho; tanto que podamos contemplar a las personas en su totalidad, de principio a fin. Vendríamos a ser algo así como un maestro muy experimentado.
Un maestro que ha conocido a tantos pupilos que, aprendiendo de ellos, ha llegado a ser muy sabio. Cada vez que recibe a nuevos legos, el maestro intuye qué pasos irán dando, cómo caminarán por las sendas del aprendizaje, cómo crecerán en la vida....
Ahora volvamos a nuestro paseo y, desde nuestra distancia, contemplemos a las personas. Podemos imaginar lo que, en su niñez, sintieron -porque seguimos siendo algo niños, tú y yo, ahora-; en su adolescencia; en su madurez; en su vejez... el fin. Las etapas de la vida.
Ni tú ni yo, querido amigo, hemos recorrido todas las etapas todavía. Sin embargo, desde nuestro paseo en el tiempo, somos como "sabios maestros" que observamos cómo van y vienen las generaciones de "pupilos".... Así, quizás, entendiendo al ser humano como un todo en el tiempo, de principio a fin, comprendemos que no debemos prestar atención a defectos ni equivocaciones, ni efímeros pasajes de la vida -sobre todo en sus etapas iniciales-, sino al "balance final de toda una vida". El balance final es lo que cuenta, querido amigo.
Un abrazo
Nos vamos de paseo por el tiempo. Alejémonos, mucho, mucho; tanto que podamos contemplar a las personas en su totalidad, de principio a fin. Vendríamos a ser algo así como un maestro muy experimentado.
Un maestro que ha conocido a tantos pupilos que, aprendiendo de ellos, ha llegado a ser muy sabio. Cada vez que recibe a nuevos legos, el maestro intuye qué pasos irán dando, cómo caminarán por las sendas del aprendizaje, cómo crecerán en la vida....
Ahora volvamos a nuestro paseo y, desde nuestra distancia, contemplemos a las personas. Podemos imaginar lo que, en su niñez, sintieron -porque seguimos siendo algo niños, tú y yo, ahora-; en su adolescencia; en su madurez; en su vejez... el fin. Las etapas de la vida.
Ni tú ni yo, querido amigo, hemos recorrido todas las etapas todavía. Sin embargo, desde nuestro paseo en el tiempo, somos como "sabios maestros" que observamos cómo van y vienen las generaciones de "pupilos".... Así, quizás, entendiendo al ser humano como un todo en el tiempo, de principio a fin, comprendemos que no debemos prestar atención a defectos ni equivocaciones, ni efímeros pasajes de la vida -sobre todo en sus etapas iniciales-, sino al "balance final de toda una vida". El balance final es lo que cuenta, querido amigo.
Un abrazo
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