Querido amigo:
De la fama, de la gloria, intuimos que ensalzan a las personas hasta los cielos de la libertad y la felicidad. El éxito, la fama, la gloria, la victoria,.... como si ascendiéramos al olimpo desde el cuál contemplamos la Tierra a nuestros pies.
En realidad hay matices. Por ejemplo, la fama puede alcanzarse por vías acertadas y por vías erróneas. Hay famosos en los que no desearíamos vernos encarnados. En cuanto al éxito y a la gloria, siempre tienen un precio. A veces, muy alto.
Abandonemos la frívola imagen de la gloria como un "César laureado", objeto de la estima de sus congéneres. La gloria no arranca a nadie de la soledad de su propio ser. Sólo el amor, con el que cada uno nos volcamos en los demás puede ahuyentar nuestra soledad.
Querido amigo, en contra de la creencia que divulgan los medios de comunicación, la gloria require mucho esfuerzo, empeño y concentración. El precio que pagamos por triunfar nos fuerza a sacrificar nuestra vida personal. Un precio muy alto.
La gloria significa un éxito relativo, pero el vero éxito se alcanza en nuestro día a día; éste no cosechará el reconocimiento global, sino el de aquellos que más queremos, que en realidad es el más pleno y sublime reconocimiento al que puede aspirar cualquier ser humano. Al Olimpo sólo se llega cuando, sin perseguir ni gloria ni éxito ni fama, obramos amando lo que hacemos, obramos por los demás. El Olimpo es humano, ama. Lo deshumanizado no alcanzará jamás el Olimpo, por mucho que se esfuerce.
Un abrazo
domingo, 8 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
me gusta esa idea de un olimpo desolimpizado, hoy la imagen reina sobre el fondo, es difícil ver muestras del culto al esfuerzo o a la misma Calidad en mayúsculas, pero existe una salida, esa reconstrucción que propones, interesante.
Publicar un comentario