martes, 17 de agosto de 2010

Viajes

Querido amigo:

Los hombres peregrinamos desde tiempos inmemoriales. Nos impulsa un irreprimible anhelo por viajar y descubrir. La literatura ha glosado grandes metáforas sobre viajes al fondo del corazón humano.

Los viajes desentrañan mente y corazón. Nos abstraemos de la rutina, atraídos por lo desconocido, por el cambio, por el deseo de vivir otra vida. Revivimos el sabor de la aventura, tal vez olvidado en nuestra memoria de infancia, y rejuvenecemos a cada paso que nos distanciamos de la rutina que abandonamos. Descubrimos los pétalos que cubren nuestra mente, ávida de nutrirse con acentos foráneos, remotas villas e historias por contar. ¡Cuántas grandes ideas habrán brotado en el transcurso de nuestros viajes!

En nuestras vidas, se suceden acontecimientos que predestinan nuestro futuro. Así, querido amigo, cuando te presentaron a tal, te convencieron para acometer lo que nunca te habías imaginado, o un desconocido te regresó lo que se te había caído del bolsillo, decidiste no tomar ese tren, o te extraviaste por aquellas angostas callejuelas…; en esos instantes se intersectaban las líneas de nuestro destino, inaugurando nuevos “egos” que se superponían a nuestras personalidades.

Viajamos, a veces, sin percatarnos de ello. Quizás no salimos de nuestro hogar, de nuestro pueblo, pero cada día –por avivar el deseo de explorar- redescubrimos el mundo que nos rodea, y nos reinventamos a nosotros mismos. Leemos, escuchamos los medios de comunicación, viajamos con la fantasía sin alejarnos del hogar, estimulando el apetito por el cambio.

Un abrazo

0 comentarios:

Publicar un comentario