Querido amigo:
Tal vez nuestro secreto consista en mezclarse con la vida, sentirse esencia y parte de ella: como la espuma en el océano, como las nubes en el cielo, como las estrellas en el firmamento... Aparecemos y desaparecemos, una y otra vez ¡qué misterio! mecidos por las olas, por el viento, por el orbe...
Hoy reímos y mañana lloramos, hoy somos y mañana no somos ¡qué vulnerables! ¡qué insignificantes! Pero en medio de la marea, perdidos en la tempestad, seremos quienes porten una sonrisa de espuma, una lágrima de lluvia; en medio de la oscuridad, un lucero de esperanza.
No nos vale, querido amigo, enojarnos; nosotros no juzgamos; somos esencia y parte... nos mezclamos con la vida. Esta vida no admite errores, la vida no se equivoca. Somos esencia de la vida misma, la comprendemos, y lo que comprendemos no puede ser un error. Por eso no puede juzgarse, sólo se puede querer.
Y querer, amar, amigo, conlleva el dolor de la dicha. Sin dolor no se ama, ya deberíamos saberlo ¿verdad?
Un abrazo
martes, 18 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
Estamos hechos de la misma materia que las estrellas o la silla que nos sustenta. No hay diferencias. La vida es sólo una casualidad y la conciencia, ¿una crueldad?
Publicar un comentario