Querido amigo:
Léeme con atención. Cuando nos encontremos (quién sabe, quizás alguna vez), mírame con toda tu alma, escúchame como si no hubiera nada más en la Tierra.... Yo haré lo propio contigo; aguzaré mis cinco sentidos para conocerte, para entenderte y penetrar en tu corazón.
Léeme como si me hallara delante de ti. Amigo mío, cuántos "ángeles" dejamos escapar cuando no escuchamos con el alma entera lo que nos cuenta nuestro prójimo; nuestra mente enseguida busca un reflejo, y se pierde en una cascada de distracciones.
Incluso cuando ponemos toda nuestra atención en las palabras de los demás, el mensaje no llega perfecto si no entregamos también el corazón. ¿Por qué? Amigo mío, nuestros idiomas, por muy desarrollados que estén, tienen sus limitaciones. Hay un lenguaje que no se entiende con palabras, sino que vuela en un gesto, en la vibración de una palabra, en un suspiro, en un levísimo parpadeo... ¿Me entiendes? Claro que sí, puedo sentir que has leído con toda el alma.
Un abrazo
jueves, 8 de julio de 2010
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2 comentarios:
Yo no lo habría escrito mejor... estamos de acuerdo, y lo sentimos igual, creo. De ahí la conexión...
Gracias por tus palabras, amigo.
Un abrazo.
¿Qué es lo que vemos en los ojos de los demás que nos dice tanto pero que no sabemos describir con palabras? ¿Por qué los ojos nos dicen si una persona vive con pasión la vida, si es inteligente o está simplemente aborregado, si es espiritual, si es un sinvergüenza o es bondadoso...?
Yo también soy incapaz de describir qué es lo que diferencia unos ojos de otros aunque sepa que unos y otros son diferentes...
Aquellos que no saben leer los miles de matices del lenguaje del cuerpo están en parte "ciegos". Viven en un continuo esfuerzo por hacer que su razón comprenda aquello que no tiene explicación porque no han nacido con la capacidad de entenderlo. Nadie puede explicárselo totalmente porque no existen las palabras. Ellos tampoco saben usar su cuerpo y su cara para expresarse e inconcientemente, los que sí tenemos esa capacidad, los rechazamos: sin saber porqué, sin tener palabras para describirlo, nos resultan "raros", "diferentes" y los condenamos a vivir una vida de ostracismo.
Quiero desde aquí romper una lanza por todos aquellos que viven dentro de se mundo de tinieblas, todos aqullos que teniendo su inteligencia preservada están dentro del espectro del autismo: muchos tenéis un mérito inmenso, tanto o más que los invidentes porque vuestra "ceguera" es "invisible" para los demás. Sin quererlo, sin saberlo, hacéis daño y os lo hacemos.
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