domingo, 8 de agosto de 2010

Invisibles

Querido amigo:

¿No has notado que a veces somos invisibles? Efectivamente, cuanto mayor acumulación humana, mayor número de invisibles. Salimos a las calles de nuestra ciudad, congestionadas de peatones y tráfico; nadie repara en nosotros.

Desaparecemos hasta que topamos con alguien que nos conoce. Muchas veces, no importa que hayamos intercambiado o no cuatro palabras con dicha persona -buenos días, buenas tarde, etc...-, esa persona ya se ha familiarizado con nuestro rostro, con nuestros gestos. Ya no somos invisibles.

En poblaciones más discretas, los vecinos no suelen ser invisibles porque hay más interacción entre ellos. ¿Nos hemos fijado en cuántas personas son invisibles a nuestros ojos? Personas que sistemáticamente se cruzan con nosotros, y para quienes estamos ciegos.

Amigo mío, lanzaremos una campaña para arrebatar a nuestros vecinos del vacío invisible. Abramos los ojos, abramos la fantasía. Cada cara, cada mirada furtiva descubrirá a alguien complejo y lleno de dichas y ddesdichas... Alguien, tal vez, tan visible como nosotros...

Un abrazo

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Y aún más. En un cine, por ejemplo, podemos compartir reposabrazos durante 2 horas con un vecino invisible.

Con las personas que simplemente nos cruzamos por la calle no compartimos tanta proximidad durante tanto tiempo y a nuestros ojos, ellos nos resultan tan invisibles como ese vecino silencioso cuyo calor animal y respiración calmada percibimos con tanta claridad a nuestro lado duraante una película entera.

Publicar un comentario