Querido amigo:
Anoche fui testigo de la última función del maestro; pero vayamos por partes.
Hace año y medio ingresé en su compañía teatral para cubrir la vacante que había quedado para el papel de Christian en la obra Cyrano de Bergerac. La compañía lleva interpretando el clásico desde hace casi 40 años en un pequeño teatro de barrio de París.
El maestro debutó entonces encarnando al enamorado Christian. En aquella época el maestro tenía mi edad y, al igual que yo, presentaba buena planta para el papel del tímido galán. Con los años pasó a interpretar al narizotas de Cyrano, papel que ejercía desde hacía poco más de 20 años.
Por nuestro coqueto teatro hemos pasado generaciones y generaciones de jóvenes actores. El maestro se ha enamorado secretamente de todas sus Roxanes, ha recitado encendidos versos para todos sus Christians,... se ha batido contra todos sus enemigos... la calumnia, el dinero, los prejuicios, la cobardía, la estulticia y, sobre todo, con el más temido de todos, el paso del tiempo...
Anoche se despidió de las tablas después de una larga carrera dramática. Interpretaba a su último Cyrano. Yo me había apostado tras el bastidor para ver el final de la obra. Llegó la escena del moribundo Cyrano, delirando espada en mano hasta desplomarse. Roxane se inclinó sobre el inerte Cyrano y... ocurrió algo maravilloso... el maestro se incorporó y estrechando a Roxane entre sus viejos brazos... por primera vez en 20 años... la besó en los labios.
Un abrazo
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1 comentarios:
Se nota que este tema lo llevas muy dentro.
¡Besos!
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