Querido amigo:
¿Tú también ves cómo avanza la desilusión a nuestro alrededor? ¿Qué está pasando? Falta confianza, nos estamos cansando de luchar.
Las tempestades siempre arrastran primero todo lo que carece de cimientos o raíces. Arraigar, hechar raíces en algo -un lugar, una devoción, una labor- nos fortalece ante los vientos de un sistema deshumanizado, cuyo poder de destrucción anímica y material parece no conocer límites.
Sin embargo, amigo mío, nosotros hemos de resistir ¡nosotros pondremos coto a la deshumanización! ¡Raíces, amigo, raíces! No se lucha por lo que no se ama. Cuanto más nos hinquemos en la tierra, más la amaremos, con sus virtudes y defectos.
Amar a nuestras raíces es el mayor homenaje que podemos tributar a las generaciones pretéritas y futuras. Sentir que somos parte de un todo que ha de sobrevivir a los azotes de la Historia, y rebrotar fortalecido.
Un abrazo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario