Querido amigo:
No paremos de pensar. Si no estamos dormidos, estamos pensando. Pensar, pensar... Cavilar, cavilar... La vida se ralentiza, redescubrimos el mundo a nuestro alrededor, un nuevo significado para los acontecimientos, detalles vivos que revelan misterios que hasta ahora habíamos ignorado...
Comprendamos, cuestionemos hasta las últimas circunstacias, desde la primera a la última causa. Pensemos y pensemos hasta caer rendidos al final del día, y que el alba nos reciba con el cerebro en marcha.
Nada hay más exclusivamente humano que el pensamiento. Amigo mío, ante el inexorable paso del tiempo -los días, las semanas, los años, los lustros... pasan como un suspiro- el único consuelo que nos queda es el haber gozado cada instante de vigilia, bien amando, bien razonando.
Un abrazo.
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