martes, 20 de abril de 2010

Carpe Diem

Querido amigo:

¡Carpe Diem! ¿Te suena verdad? ¡Vive el instante!

Hay algo en el Carpe Diem que me estremece. Por una parte, se me antoja que Carpe Diem niega el futuro, la posteridad, ciñéndose sólo al instante. Por otra parte, Carpe Diem, al negar el futuro, invita a la satisfacción inmediata del placer, sin importar sus consecuencias postreras. Carpe Diem, aquí y ahora. Así interpretada, Carpe Diem nos persuade de esforzarnos en nada pues, al fin y al cabo, todo esfuerzo es vano ante la brevedad de la existencia. Esta fórmula, que a tantas personas inspira, puede justificar una actitud materialista y egoísta.

Si Carpe Diem significa tomar conciencia de la vida, instante a instante, con su alegría, su dolor y sus sentimientos, Carpe Diem no puede enaltecer el egoísmo. En este sentido, Carpe Diem ensalza la intensidad, el valor intrínseco del instante, un instante que pertenece a todos, no sólo a uno mismo. Hay cierto misticismo en esta visión del Carpe Diem.

Un abrazo

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