jueves, 29 de abril de 2010

Nombres

Querido amigo:

Las culturas brindan gran importancia al nombre; éste es una bendición y una premonición de lo que llegará a ser el niño al madurar.

Define tu forma de ser, destaca algo tuyo, de tu carácter ¿qué nombre te pondrías? Tu verdadero nombre. Tú decides el idioma, la sonoridad y poesía de tu propio nombre. De la misma manera ¿cómo llamarías a tu plato preferido? ¿y a tu pueblo? ¿tu casa? Amigo mío, pongamos a trabajar la fantasía. Al rebautizar cuanto nos rodea, estamos interiorizándolo, haciéndolo un poquico más nuestro (el Paseo del Beso Añorado, mi amiga Agua, mi amigo Cereal, etc...). Es una ejercicio de imaginación, no se trata de motejar -ni burlas, ni ironías-, sino de profundizar en la esencia del mundo. No es fácil ¿verdad?

A tenor de esto, imaginando nuevos nombres, cada uno de nosotros lucirá su propia e íntima lógica. Rara vez coincidiremos al renombrar a alguien o a algo. Aquí, mi querido amigo, reside lo maravilloso, que hay tantas percepciones del mundo como personas… ¿todas buenas? Esa es otra cuestión, dirimir entre lo correcto y lo incorrecto.

Un abrazo lógico, desde el Palacio Etéreo.

0 comentarios:

Publicar un comentario