Querido amigo:
Miramos a nuestro alrededor y descubrimos desequilibrios y, como somos humanos, podemos sentir como nos abandona la calma y nos invade un violento sentimiento. Nos enfadamos.
El enfado, reacción tan natural ante todo aquello que altere el equilibrio de nuestras vidas, nos hace malgastar nuestras energías.
Ya sabemos que aún queda mucho que progresar hacia un espíritu común. Si lo sabemos, reconocemos que de poco vale enojarse. Si nuestra ira se transformara en útil crítica constructiva, no malgastaríamos nuestros humanos recursos y evolucionaríamos hacia un mundo mejor, más equilibrado.
La furia sólo puede dominarse con comprensión y paciencia. No se trata de resignarnos, debemos actuar.
Un abrazo
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