Querido amigo:
Hemos reflexionado mucho sobre los muchos personajes que conviven en la personalidad de cada uno de nosotros, cuya revelación representa, en sí misma, una búsqueda a través de las diversas experiencias que podamos atesorar en nuestras vidas.
Nos provocaba, amigo mío, una continua insatisfacción y desazón el hecho de que jamás lleguemos a descubrir muchas de nuestras personalidades, dada la finitud de los límites espaciales y temporales en los que transcurren nuestras vidas. En otras palabras, como no sabemos viajar en el tiempo, ignoramos qué habilidades hubiéramos descubierto de haber vivido en la Edad Media; o ignoramos qué habilidades se nos revelarían de haber nacido en un algún lugar lejano al nuestro.
Amigo mío, sólo la fantasía puede liberar nuestro desasosiego vital. En efecto, los seres humanos escapamos de nuestra finitud a través del Arte, el cuál nos brinda la posibilidad de descubrirnos más allá de los límites del tiempo y del espacio. Así se explica esa necesidad de escuchar historias, de asomarse a otros mundos a través de imágenes, de conocer a personas que vivieron hace miles de años a través de sus bustos, de volar con la imaginación a través del misterioso lenguaje musical. El Arte, pues, nos acerca un poco más a la eternidad.
Un abrazo
viernes, 22 de octubre de 2010
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