Querido amigo:
A menudo nos excusamos en nuestra falta de inteligencia para no realizar determinadas labores de elevada complejidad. Pensamos que poseemos una inteligencia media, y que se necesita una inteligencia por encima de la media para acometer dichas tareas.
Nuestra inteligencia cuenta con una componente hereditaria y con otra racional. Esto es, nuestro cerebro hereda genéticamente unas cualidades, pero la explotación óptima de las mismas depende de cómo lo utilicemos. El cerebro de una persona muy inteligente no difiere físicamente mucho del nuestro. Por lo tanto, cualquiera de nosotros puede sacarle mayor rendimiento al cerebro, aprendiendo a utilizarlo adecuadamente.
La componente racional de nuestra inteligencia implica una mezcla de observación activa de nuestro entorno, de concentración y de método u orden de pensamiento. Es decir, potenciamos nuestra inteligencia cuando nos concentramos en la observación de lo que nos rodea y estructuramos nuestros pensamientos para resolver cuestiones cada vez más complejas. La concentración favorece la memoria. Los mecanismos de pensamiento son múltiples: inductivo, deductivo, creativo, etc…
El premio Nobel de Medicina, Santiago Ramón y Cajal, defendía que una voluntad bien orientada cosechaba mayores rendimientos que una gran inteligencia desordenada.
Un abrazo
A menudo nos excusamos en nuestra falta de inteligencia para no realizar determinadas labores de elevada complejidad. Pensamos que poseemos una inteligencia media, y que se necesita una inteligencia por encima de la media para acometer dichas tareas.
Nuestra inteligencia cuenta con una componente hereditaria y con otra racional. Esto es, nuestro cerebro hereda genéticamente unas cualidades, pero la explotación óptima de las mismas depende de cómo lo utilicemos. El cerebro de una persona muy inteligente no difiere físicamente mucho del nuestro. Por lo tanto, cualquiera de nosotros puede sacarle mayor rendimiento al cerebro, aprendiendo a utilizarlo adecuadamente.
La componente racional de nuestra inteligencia implica una mezcla de observación activa de nuestro entorno, de concentración y de método u orden de pensamiento. Es decir, potenciamos nuestra inteligencia cuando nos concentramos en la observación de lo que nos rodea y estructuramos nuestros pensamientos para resolver cuestiones cada vez más complejas. La concentración favorece la memoria. Los mecanismos de pensamiento son múltiples: inductivo, deductivo, creativo, etc…
El premio Nobel de Medicina, Santiago Ramón y Cajal, defendía que una voluntad bien orientada cosechaba mayores rendimientos que una gran inteligencia desordenada.
Un abrazo
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