Querido amigo:
Las ideas son los verdaderos motores del progreso. Un excesivo apego a lo material merma nuestra confianza en el poder de las ideas. Si sólo creemos en que el éxito consiste en acaparar riquezas y lujos, entonces no concebiremos que sea posible una idea de progreso más justa. La verdad es que sí es posible una sociedad más justa. El ansia de enriquecerse agudiza el ingenio, pero no contribuye a una sociedad más justa, puesto que, en este caso, el ingenio se pone al servicio del egoísmo y no al del beneficio común. Consumismo –materialismo extremo- y Justicia son conceptos contradictorios: quien cree en uno no puede creer en el otro.
Una sociedad más justa es un derecho de todos, y si todos alimentamos esta idea, la haremos posible. Una sociedad más justa es compatible con un materialismo moderado, pero el empacho de materialismo, el consumismo compulsivo, al aniquilar el poder de las ideas, deshumaniza a sus víctimas. El consumismo no hace feliz a nadie, porque subyuga y nos priva de libertad. La Felicidad es una idea, que nace de la Libertad, que es otra idea.
Se feliz, amigo mío, se libre.
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